Ave Maria gratia plena! Dóminus tecum!

¡Gracias, queridísima Virgen María de Fátima!

Lo estamos gozando: la Virgen María, que hace 100 años se manifestó en Fátima, la Virgen peregrina del Corazón al descubierto, recorre estos días nuestras diócesis, como mensajera de paz, para confortarnos y guiarnos. Acercarse a Ella es experimentar su presencia tangible, que desborda su plenitud de gracia, porque la imagen es el signo de su presencia espiritual.

Ha venido, providencialmente, justo aquí y ahora, en estos momentos críticos, para recordarnos que el Corazón de Dios está ya «demasiado ofendido». Para enseñarnos, desde la ternura de su Corazón, las lecciones del Gozo y la Luz, del Dolor y la Gloria: la total lección de la vida en Cristo, compendiada en su Rosario.

Y, por encima de dificultades de calendario, la que es Corazón siempre en vela y que ha sido desde el primer respiro de ANFE su guía y modelo, ha querido venir a estar con las que velan de noche. VIENE a casa, a la iglesia del Santísimo Sacramento, su Hijo. Y en fechas privilegiadas. Llegará, Dios mediante, a las 22:30 h del primer viernes 3 de noviembre, para VELAR con nosotras durante la noche. Aquí estará, y con Ella estaremos, hasta las cuatro de la tarde del día 4, primer sábado reparador –su día– aprendiendo en su Corazón rodeado de espinas la total lección de la vida en Cristo… Volcando en Ella nuestras preocupaciones y trabajos, alegrías y penas, oración y sufrimiento… Pidiéndole ser, en sus manos, instrumentos de Dios y cauces de su gracia, para llevar el mundo entero a Cristo. Que ésta sea nuestra razón de vivir. Y que una chispa de esa llama que vemos arder en su Corazón prenda en el nuestro, para que nuestro paso por la vida sea encender en los corazones la llama del amor y de la fe. ¡Pongamos a los pies de María la Iglesia entera! ¡Oremos por los sacerdotes!

Nos acompañarán por relevos de una hora, a lo largo de la mañana, miembros de asociaciones seglares que tienen entre sus características, la adoración nocturna y nutren turnos de ANFE: Unión Seglar, Schola Cordis Iesu, CTC, Christifideles Laici – Fordis. (Ved el programa en la página 15) En el mensaje de Fátima hay tres cosas que están siempre unidas entre sí: consagración de Rusia, conversión de Rusia –sus errores esparcidos por el mundo–, triunfo del Corazón Inmaculado de María. Según el P. Caillon, especialista de Fátima, «el triunfo del Corazón de María es evidentemente el triunfo de Dios, de Cristo y de su Iglesia. Se trata de una cristiandad a escala del planeta. Se entiende por cristiandad una época en la que todo el mundo ve que Dios existe y que la Iglesia católica es la única verdadera». ¿Nos damos cuenta de que María ha querido asociarnos al cumplimiento de lo que prometió en Fátima? ¡Gracias, queridísima Virgen de Fátima!