«Això és el meu Cos. Aquesta és la meva Sang»
Alter Christus, ipse Christus
A petición de una adoradora, ilusionada madre de un joven sacerdote de Cristo, reproduzco este escrito ofrendado a la Inmaculada en 2008 y premiado en un concurso, pero hilvanado sólo con el deseo de encender alguna chispa de amor al Sacerdocio de Cristo en los llamados a ser “otro Cristo, el mismo Cristo”. Que sea también a modo de clarinazo que nos mueva a intensificar nuestra oración por ellos. De la santidad de los sacerdotes depende, en mucho, la salvación de la humanidad redimida, el advenimiento en plenitud del Reino de Dios que pedimos en la oración que brotó del corazón y los labios de Jesús: ¡Venga a nosotros tu Reino!